Guerreros Águila toltecas modelados en una vasija Cloissoné
(Segunda de dos partes)
La parte inferir del cuerpo, termina a la altura de las rodillas y se observa parte de su maxtlatl. Tanto los brazos como el cuerpo están pintados de blanco. Se nota claramente abajo del brazo el color rojo que se aplicó al fondo negro de toda la vasija.
Y aunque parte de la olla del lado derecho está rota, por simetría se supone que otro penacho se proyectaba arriba de la ceja derecha.
El guerrero del lado opuesto, tiene arriba del pico, cuyo interior es café rojizo, una prominencia de dos lóbulos que de perfil se ven como una especie de cresta. De este guerrero sólo se conserva del cuello para arriba y es semejante al anterior, sin embargo los penachos se conservan bien ya que esta parte de la olla está más completa que la anterior, aunque presenta fisuras. Pero hay que hacer notar que abajo del plumaje del guerrero más deteriorado se observa otro penacho de plumas azules fileteadas de negro.
Los colores con los que está decorada esta vasija son una pasta negra que cubre toda la vasija, después el rojo sobrepuesto al anterior que también se aplicó como fondo y enseguida el azul de las plumas de los penachos delimitadas con una línea negra fileteada. El inicio de los penachos formado por un semicírculo de plumas recortadas están pintados de amarillo, las orejeras son amarillas y fileteadas de negro y el rostro amarillo. El casco del águila, el rostro y el cuerpo del guerrero están modelados y los penachos pintados.
La cerámica cloisonné fue elaborada colocando sobre una vasija una pasta de color negro, verde o rojo, En la que se dibujaron una serie de diseños que fueron retirados con algún instrumento puntiagudo de carrizo u otate y rellenados con pasta de diferentes colores formando una serie de diseños de gran calidad pictórica. Esta cerámica es de muy difícil conservación ya que la decoración tiende a desprenderse con facilidad. Ha sido encontrada en varios lugares de Mesoamérica, principalmente en el norte de México en la zona arqueológica de AltaVista-Chalchihuites y de la Quemada, Zacatecas.
En la zona arqueológica de Tula se han encontrado numerosos fragmentos y esta vasija con los guerreros y probablemente sea uno de los rasgos que se difundieron desde el norte de México a Tula.
Desafortunadamente está vasija se recuperó fragmentada, pero parafraseando al historiador del arte E. Gombrich no debemos lamentarnos por lo que se ha perdido sino disfrutar lo que se ha conservado. Sí, pero hay que restaurarlo.